Lucas 22, 66a; 23, 1b-49 - Domingo de Ramos(C)
Algo del Evangelio - Padre Rodrigo Aguilar - Un podcast de Algo del Evangelio
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+ Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 66a; 23, 1b-49 C. Pilato lo interrogó, diciendo: S. « ¿Eres tú el rey de los judíos?» + «Tú lo dices» C. Le respondió Jesús. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la multitud: S. «No encuentro en este hombre ningún motivo de condena.» Pilato volvió a dirigirles la palabra con la intención de poner en libertad a Jesús. Pero ellos seguían gritando: S. « ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!» C. Por tercera vez les dijo: S. « ¿Qué mal ha hecho este hombre? No encuentro en él nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad.» C. Pero ellos insistían a gritos, reclamando que fuera crucificado, y el griterío se hacía cada vez más violento. Al fin, Pilato resolvió acceder al pedido del pueblo. Dejó en libertad al que ellos pedían, al que había sido encarcelado por sedición y homicidio, y a Jesús lo entregó al arbitrio de ellos. C. Cuando llegaron al lugar llamado «del Cráneo», lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía: + «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» C. Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos. C. Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó: + «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.» C. Y diciendo esto, expiró. C. Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando: S. «Realmente este hombre era un justo.» C. Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al ver lo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido. Palabra del Señor.